El pasado 4 de abril la Casa de la Misericordia contó con la grata visita de Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota ( Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bucaramanga); quien compartió con los servidores la charla :
“Un enfoque sobre la madurez espiritual y humana del ser humano”.La enseñanza estuvo relacionada con el perfil y la madurez de un servidor de la CDLM resaltando que este, no puede centrarse solo en lo espiritual sino que debe trabajar por alcanzar una madurez humana que se caracteriza por:
1. Alta capacidad de frustración, además de niveles altos de tolerancia ante la dificultad. Se trata aquí de una capacidad superior para afrontar las fustracciones en todas las dimensiones de la vida que la existencia y la convivencia presentan.
2. Industriocidad: capacidad de tener realizaciones en la vida con resultados. Obras concretas de calidad, capacidad de gestión con metas, objetivos parciales, los medios y objetivos finales o a largo plazo con resultados previstos y evaluables de acuerdo al diagnostico y al diseño pretendido. La excelencia, la iniciativa, la previsión ante las alternativas de fracaso serán variables de medición.
2. Equilibrio Psíquico: Es la llamada homeostasis en psicología que se refiere a la estabilidad de loas emociones y el control de las mismas por parte de la voluntad y la razón por el bien. Es la llamada madurez psicológica, o persona equilibrada; ausencia total de Psicosis o perdida de la realidad, de neurosis severa. Un inconsciente libre de traumas de infancia y adolescencia no integrados ni asumidos.
3. Madurez Afectiva: Capaz de comunicar dar y recibir amor sin dominación ni sumisión. Dar sin esperar recompensa. La ausencia de Neurosis Psicosexuales y dependencias afectivas. Capacidad de vivir la soledad sin recurrir a compensaciones fantasiosas para cubrir vacíos intolerables al Yo consciente e inconsciente. Capacidad de entablar relaciones interpersonales sanas sin utilizar al Tu para solucionar problemas del Yo.
4. Voluntad Madura: Con alta capacidad de control a si mismo; capacidad de vivir unos valores que le permitan a la persona emitir juicios éticos con referencia a sus valores; que lo lleven a tomar decisiones a favor o en contra de sus emociones para luego llevarlas a la acción controlando todo impulso por fuerte que sea para vivir en coherencia con sus valores e ideal.
5. Madurez Cognitiva: Capacidad de acumular información con una buena memoria. De de relacionarse entre si y con la realidad del aporte de la memoria, función que ejerce un sano entendimiento para finalmente con un nivel mas alto de inteligencia con la razón elaborar abstracciones y emitir conceptos; lo que llamamos una persona intelectual competente.
6. Perseverancia y Paciencia: Será maduro quien termina lo comenzado y no desfallece ante los obstáculos.
7. Aceptación Objetiva de si mismo con fortalezas y debilidades: Sin racionalizaciones, intelectualizaciones, proyecciones o cualquier mecanismo de defensa. Aceptara serenamente sus limitaciones y debilidades. A su vez, sus fortalezas, cualidades y éxitos los aceptara en proporción tal que no lo colocara por encima ni por debajo de nadie, sino en su objetiva realidad. Esto implica una igual actitud para aceptar a los demás.
Ej.: Discúlpenos, tiene razón …perdóneme, yo me equivoque..
“ La Madurez humana llevara a la persona a un conocimiento y aceptación de si hasta el punto de aportar a la sociedad con liderazgo. Es la capacidad de convocar, convencer, y entusiasmar por un ideal propuesto. Excelente capacidad de mercadeo en su área y buena gestión administrativa en su quehacer. Sabe dar a conocer el evangelio, convocar y conquistar personas para Cristo".
Y también una madurez espiritual:
1. Capacidad de cargar la cruz: capacidad de aceptar y cargar la cruz; de negarse a si mismo (Lc 9,23) por el seguimiento a Cristo. Vivir las bienaventuranzas como programa del Reino (Mt 5).
2. Efectividad Apostólica: Una persona madura da resultados apostólicos, evaluables para la misión que ha recibido como la parábola de los Talentos (Mt 25,14-30).
3. Ser agente de paz: Capacidad de dialogo, buen interlocutor, conciliador del conflicto, mediador, constructor de Iglesia, buen miembro de comunidad.
4. Capacidad de vivir por el absoluto del amor y seguimiento a Jesús: De renuncia a absolutizar las criaturas por un amor desordenado que coloca en segundo plano la voluntad de Dios y el amor a El sobre todas las cosas…Buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás se dará por añadidura (Mt 6…).
5. Una profunda y seria relación con Dios vivida en intensa oración, llevara a la persona a querer dar gusto a Dios en todo como respuesta grata y amorosa de iniciativa de amor primero que solo busca el bien. Hacer la voluntad de Dios será un imperativo no negociable que será suficiente.
6. Tiene claridad de la doctrina y del contenido : Conocimiento vivencia coherente del deposito de la fe, tradición eclesiástica, la sucesión apostólica, el magisterio de la Iglesia, conocimiento del catecismo y una básica teología pastoral adecuada a los tiempos, lectura objetiva de la historia de la Iglesia, desde la pertenencia y el amor a la Iglesia.
7. Persona caritativa que realiza obras de amor. Dinámica de despojo con actitudes de amor al Señor en cada hermano y hermana; dando todo sin esperar recompensa ( Mt 25,31).
8. Persona que vive en función de Dios con valores teocentricos. Quien vive la experiencia fundante de su existencia como criatura en relación de gratitud y obediencia como respuesta vivencial del infinito amor creador de Dios, ante el infinito amor misericordioso de Cristo que redime por amor dando la vida como una respuesta total de su seguimiento como discípulo – misionero.
9. Relación estable con Dios y con sus hermanos: Capacidad de perdonar y tener misericordia. Capacidad de aceptarse pecador y perdonado por el amor misericordioso de Dios. Persona humilde que desde su miseria descubre el inmenso amor misericordioso y perdonador de Dios.
10. La vivencia del Resucitado: Testimonia y anuncia con palabras, obras y actitudes la experiencia salvifica pascual y se convierte en un activo líder evangelizador que atrae a los demás.