


Nos postramos ante su presencia para decirle como lo hacia Santa Faustina: Oh Hostia Viva, mi única fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abraza al mundo entero, fortifica a las almas débiles.

Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús nos dejó su misericordiosisimo Corazon.
Oh, Jesús oculto, en Ti esta toda mi fuerza. Todo el poder de mi alma procede del Santisimo Sacramento. Todos los momentos libres, los paso conversando con Él; Él es mi maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario