martes, 14 de abril de 2009

RETIRO CUARESMAL


Con la compañía del padre José Miguel León y el padre Redentorista Jairo Díaz , se los días 26, 27 y 28 de abril llevo a cabo el retiro cuaresmal : “ No endurezcan su corazón”


Momentos de reflexión acompañados de silencio y oración se vivieron durante estos tres días en los que nos invitaron a entender: Que nos aleja de Dios, porque es necesario que saquemos tiempo para el Señor y que reconozcamos nuestras culpas pidiendo perdón y reconciliándonos.


El Papa Juan Pablo II nos insistió mucho durante su pontificado a no endurecer nuestro corazón: “No endurezcáis el corazón” : Las pasiones y la falta de sinceridad con uno mismo pueden llegar a cegar el entendimiento para justificar los malos hábitos que no se quieren abandonar. No hay entonces buena voluntad, el corazón se endurece y se adormece la conciencia, porque ya no señala la dirección verdadera, la que lleva a Dios, es como una brújula rota que desorienta la propia persona, y frecuentemente a otras muchas”, el hombre que tiene el corazón endurecido y la conciencia deformada, aunque pueda tener la plenitud de las fuerzas y de las capacidades físicas, es un enfermo espiritual y es preciso hacer cualquier cosa para devolverle la salud del alma” ( Juan Pablo II).

Agradecemos a todas los socios, amigos, servidores y simpatizantes que acogieron esta invitación que fue de gran bendición como preparación para la Semana Santa que se caracterizo por un trabajo personal en silencio , en el que también pudimos compartir “ El examen de conciencia que hacia Santa Faustina todos los días” y como amar la misericordia, llenarnos de ella y asi capacitarnos para amar.


"NO ENDUREZCAN SU CORAZÓN"


Hagámosle caso al Señor que nos dice:
“No endurezcan su corazón”
Salmo 94)


Con el Miércoles de Ceniza, iniciamos el tiempo especial de gracia que es la Cuaresma. ¿En qué consiste y cómo vivirla? Al respecto, nos dice el Papa Juan Pablo II: “Cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado” (Mensaje de Cuaresma 2005, 1). Inspirados en esta síntesis del sentido de la Cuaresma, nos dirigimos a la comunidad creyente, para meditar juntos en lo que la Palabra de Dios nos pide para este tiempo.

1. “Vuélvanse a mí de todo corazón” (Joel 2,12).
Hay muchas personas que están lejos de Dios. Fueron bautizadas, pero sus padres no se han preocupado de educarles en la fe. No conocen ni meditan la Biblia. No frecuentan la Misa o el culto semanal. No han recibido otros sacramentos. Su corazón está apegado al dinero, al trabajo, al placer, y en eso ponen todo su empeño. La Cuaresma es tiempo propicio para volverse a Dios. Por ello, les invitamos a acercarse a Jesucristo. ¡Verán cuánta paz pueden experimentar! En El encontramos perdón, aliento, fortaleza, esperanza, vida en plenitud, pues “es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en clemencia y se conmueve ante la desgracia” (Joel 2,13).

2. “Reconozco mis culpas” (Salmo 50, 5).
La conversión que Dios nos pide en este tiempo empieza por reconocernos pecadores. No puede lograrse una vida familiar armoniosa, si el esposo, la esposa y los hijos se culpan unos a otros y no reconocen sus propias fallas. No habrá cambio social, si los ciudadanos propagamos la lepra de la corrupción, del conformismo y de la desconfianza ante todo. No podremos disfrutar de una democracia adulta, si los contendientes de los partidos políticos sólo compiten en culparse mutuamente de los males del país. La Cuaresma es tiempo oportuno para hacer una examen de conciencia, reconocer los propios errores, pedir perdón a Dios y a los demás, hacer una buena confesión sacramental y proponerse una firme enmienda. México será más justo y fraterno, si yo me convierto, si cada uno se esfuerza por cambiar.

3. “Que tu limosna quede en secreto” (Mateo 6, 4).
La primera conversión que Dios nos pide es la preocupación por los pobres, por los que sufren, los enfermos, los encarcelados, los migrantes, los niños huérfanos, las mujeres maltratadas y abandonadas, los indígenas, los desempleados, los minusválidos. Dios nos invita a darles limosna, no contentándonos con darles despectivamente una moneda, sino siendo capaces de tener un corazón cercano a ellos, para ser solidarios en sus penas y generosos en actos de misericordia. Antes que todo, sin embargo, se nos urge a cumplir los deberes de la justicia, pagar lo conveniente a los trabajadores, no explotar a los indefensos, exigir un precio justo del café y de los productos campesinos, tanto a nivel local como internacional y estructural. La Cuaresma es tiempo de justicia y de solidaridad.

4. “Ora ante tu Padre” (Mateo 6, 6).
Para mantener un corazón abierto y sensible a los demás, es necesario aprender a relacionarse con Dios en la oración. Sin el recurso constante al Señor, nos apegamos a nuestros intereses egoístas y no escuchamos su voz que nos invita a no cerrar los ojos y el corazón a los que sufren. Para adquirir fuerza y vencer las tentaciones y los problemas, requerimos estar cerca de Dios. Para sostenernos fieles a nuestra vocación y a nuestros compromisos, es indispensable dedicar algunos momentos a estar a solas con Dios, sea ante el Santísimo Sacramento en el Sagrario, sea en la soledad de nuestra casa, o en un lugar de retiro. La Cuaresma es tiempo oportuno para orar con más detenimiento y humildad.

5. “Cuando ayunes, que no lo sepa la gente” (Mateo 6, 17-18).
Convertirse, arrepentirse, amar preferencialmente a los pobres, orar, exige renuncia y sacrificio. Es lo que simboliza y alienta el ayuno. Si alguien es incapaz de abstenerse de algo, no logrará cambiar. Quien tiene como meta darse gusto en todo, no llegará muy lejos. Es necesario sacrificar tiempo, para escuchar a los hijos, y así éstos no se sientan solos, no se desesperen ni opten por el suicidio como única salida. Es necesario dejar de ver tanta televisión, para leer, orar, convivir en familia, dedicar tiempo a los demás. Es necesario vencer los bajos instintos pasionales, y no confiar en preservativos para quedar libre de contagios mortales. Es necesario abstenerse de algunos alimentos, para compartirlos con los que nada tienen. Este es el ayuno que Dios nos pide en Cuaresma y en todo tiempo.

6. “Este es el tiempo favorable” (2 Cor 6,2).
La Iglesia nos invita a ir al desierto con Cristo, para hacer penitencia, meditar la Palabra de Dios y orar, y así poder vencer las tentaciones del demonio que nos inclinan al pecado. Este es el tiempo propicio; no dejemos pasar la oportunidad. Somos polvo, como nos recuerda la ceniza que hoy se impone, y no sabemos cuánto nos quede de vida. Por ello, exhortamos respetuosa y cordialmente a todos a aprovechar estos días, para morir con Cristo al pecado, y así resucitar a una vida nueva.

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