martes, 20 de mayo de 2008

Enseñanzas de Santa Faustina sobre la Presencia Real de Jesús en la Santa Comunión:



En cada Eucaristía Jesús trae sus manos llenas de toda clase de gracias para los hombres.

“Hoy después de la Santa Comunión, Jesús me dijo cuanto desea venir a los corazones humanos: Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme a las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera me prestan atención, me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, que triste es para mi que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta” (Diario Santa Faustina, 1385)

Santa Faustina nos da ejemplo de cómo se preparaba para recibir la Sagrada Comunión que era el momento mas solemne de su vida; ojala que nosotros también nos esforzáramos porque cada Santa comunión que recibimos sea el momento mas especial de cada día lleno de un profundo gozo espiritual, deseo de encontrarme con “ El Rey de Reyes y Señor de Señores”; que ese encuentro sea un momento de eternidad vivido ya aquí en la tierra.


“ El momento más solemne de mi vida es cuando recibo la Santa Comunión. Anhelo cada Santa Comunión y agradezco a la Santisima Trinidad por cada Santa Comunión….Si los ángeles pudieran envidiar, nos envidiarían dos cosas: primero, la Santa Comunión y segundo, el sufrimiento. (DSF No 1804)

Salgo a su encuentro y lo invito a la morada de mi corazón humillándome profundamente ante su Majestad. Pero el Señor me levanta del polvo y, como a su esposa, me invita a sentarme junto a El y a confiarle todo lo que tengo en mi corazón. Y yo, animada por su bondad, inclino mi sien sobre su pecho y le cuento todo. En primer lugar le digo lo que no le diría jamás a ninguna criatura. Y luego hablo de las necesidades de la Iglesia, de las almas de los pobres pecadores, de cuanto necesitan su misericordia. Pero el tiempo pasa rápidamente. Jesús, tengo que salir de aquí para los deberes que me esperan. Jesús me dice que queda todavía un momento para despedirse. Una profunda mirada reciproca y por un rato nos separamos aparentemente, pero nunca realmente. Nuestros corazones están unidos continuamente; aunque por fuera estoy ocupada por distintos deberes, pero la presencia de Jesús me sumerge constantemente en un profundo recogimiento. ( DSF No 1806)

Hoy me preparo para la venida del Rey.

Que soy yo y que eres Tu, Señor, Rey de la gloria, gloria inmortal. Oh corazón mío, ¿ te das cuenta de quien viene a visitarte hoy? Si, lo sé, pero es curioso que no puedo comprenderlo. Oh, si fuera solamente un rey, pero este es el Rey de reyes, Señor de los señores. Ante Él tiembla todo poder y autoridad. Hoy Él viene a mi corazón. Lo oigo en la morada de mi corazón, mi alma se lleno de un respeto tan grande que se desmayo atemorizada, cayendo a sus pies. Jesús le dio su mano y le permitió bondadosamente sentarse a su lado. La tranquilizó: Ves, he dejado el trono de los cielos para unirme a ti. Lo que estas viendo es apenas una pequeña muestra y tu alma se desmaya de amor. ¡Cuanto se asombrara tu corazón cuando Me veas en toda la plenitud de la gloria! Quiero decirte sin embargo, que la vida eterna debe iniciarse ya aquí en la tierra a través de la Santa Comunión. Cada Santa Comunión te hace más capaz para la comunión con Dios por toda la eternidad. ( DSF No 1810)

No hay comentarios:

Spot XIV Congreso Internacional de la Misericordia