miércoles, 24 de septiembre de 2008

Segundo aniversario de la comunidad “Las Monicas y los Agustinos” de la Casa de la Misericordia Jesús de Nazareth en Bucaramanga.



Con gran alegría y gratitud la comunidad “Las Monicas y los Agustinos” celebraron su segundo aniversario el pasado 27 de Agosto día en que nuestra Iglesia celebra la Fiesta de Santa Mónica.


Y es que precisamente esta comunidad de hombres y mujeres nace como fruto de un Seminario de Perdón y Sanación en el 2007 que tuvo como predicador al padre Alvaro Jaramillo ; quien en vista de la necesidad de que muchas esposas se acercaban a él en esta oportunidad para pedirle una orientación y su consejeria espiritual porque cargaban sobre sus hombros el dolor y la tristeza de que cada día era mas difícil la convivencia con sus esposos debido a su mal carácter, su maltrato, a su alcoholismo o a su infidelidad y esto se veía también reflejado en la relación con sus hijos.


Necesitadas y necesitados de un espacio donde pudieran seguir encontrando fortaleza, ayuda espiritual y el ser escuchadas (os); nacen las Monicas y los Agustinos teniendo como modelo a Santa Mónica testimonio de mujer casada quien a través de su oración no solo logra la conversión de su hijo Agustín; sino también la de su esposo Patricio un buen trabajador, pero de genio terrible, además mujeriego, jugador y pagano, que no tenía gusto alguno por lo espiritual. La hizo sufrir muchísimo y por treinta años ella tuvo que aguantar sus estallidos de ira ya que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar su mano contra ella. Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir también por varias décadas.….


Así nace esta comunidad en la Casa de la Misericordia Jesús de Nazareth de Bucaramanga que se sigue reuniendo todos los martes en la noche Un motivo mas para darle inifitas gracias a Dios por su bondad y Misericordia especialmente para estas familias de las Monicas y Agustinos y también para todas aquellas en donde el vino del amor, el dialogo, la ternura, el compromiso, la fidelidad se ha ido perdiendo; pero así como Santa Mónica quien confío en el Señor; rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo e hijo; no todo esta perdido cuando con confianza y perseverancia nos postramos al Señor y clamamos que renueve nuestras familias, que convierta los corazones endurecidos, indiferentes y restaure a cada uno de sus miembros.

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